La primera gran prueba del Káiser al mando de la selección se dio a poco tiempo después de haber asumido el cargo de entrenador, ya que en enero de 1995, Argentina participó en la segunda edición de la Copa Confederaciones (aún nombrada «Copa Rey Fahd») en calidad de campeón de la Copa América 1993. El seleccionado albiceleste integró el Grupo B, junto a Japón y Nigeria. Para afrotar la nueva era, hacía falta sangre renovada en el plantel, y para eso, el Káiser apostó por jugadores como Marcelo Gallardo, Ariel Ortega, Pablo Aimar, Hernán Crespo, Juan Sebastián Verón, Matías Almeyda, Javier Zanetti, Roberto Ayala y Claudio Javier López, sumado a algunos que habían tenido su estreno en la era del «Coco», como Gabriel Batistuta y Diego Simeone.