Esa ruptura con lo anterior, esa geometría y lo mucho que entró por los ojos para los aficionados al fútbol la han convertido en todo un clásico de su época. La reinvención republicana de los significados de los colores de la bandera es parte de una serie de disputas de sentido que llegan hasta hoy. La estrenaron en la Eurocopa de 1988 y la llevaron hasta 1990, cuando la RFA se proclamó campeona del mundo en Italia.