Las banderas, camisetas y balones salieron de Yiwu a mediados de septiembre, en una ruta específica de tren hasta el puerto de Ningbo, y de allí en barco hasta Hamad, ya en Qatar. Todo ello a pesar de llevar más de una década gastando miles de millones en abrir potentes academias y traer a buenos formadores de todo el mundo. China, segunda potencia mundial y país más poblado del mundo con más de 1.400 millones de habitantes, lleva desde el Mundial 2002 sin encontrar 11 futbolistas que puedan siquiera asomarse por la competición internacional.